Atención médica individualizada en medio de la pandemia
El seguimiento del estado de salud integral de las víctimas de trata que atendemos sigue liderado por las trabajadoras sociales y psicólogas en coordinación con el centro de salud. Sin embargo, la pandemia por el coronavirus ha generado algunos retrasos para formalizar la cita, así como en el acceso a la tarjeta sanitaria. Por tanto, nuestra Directora Ana Almarza solicitó apoyo a Carmen Montejo, voluntaria que trabaja en el Centro de Salud Universitario Canillejas en Madrid.
Carmen, médico de familia y voluntaria en el Proyecto ESPERANZA nos cuenta que durante este tiempo de confinamiento se ha desplazado en tres ocasiones para visitar a las supervivientes de trata acogidas en la casa de emergencia.
Recibí la llamada de Ana para ver si podía echar un vistazo al estado de salud de algunas de ellas, revisar la medicación que se estaba dando a demanda y verificar los tratamientos crónicos. También pude examinar a algunas de las mujeres que viven de forma autónoma en los pisos haciendo primero unas fichas y luego trasladándolas ya al ordenador de forma personalizada incluyendo sus antecedentes médicos, tratamientos crónicos, así como con los problemas de salud atendidos durante el confinamiento.
Las mujeres han recibido consulta una a una con todas las garantías de prevención, como si fuera una visita médica normal y la doctora facilitaba posteriormente el tratamiento a la propia Directora del proyecto o educadora de referencia.
Se facilitó una sesión para hablar de autoprotección frente al coronavirus, así como a medidas de prevención basada en tres pilares Mantener la distancia de seguridad de dos metros, uso de mascarillas y lavado de manos. Fue una sesión muy útil donde se facilitó también a todas las asistentes un documento básico para poder revisar las situaciones más proclives a contagio, los mecanismos de transmisión, la enfermedad, los síntomas, el posible aislamiento, etc.
Impulso para acercarse a esta violación de DDHH
La motivación de fondo para Montejo cuenta a través de una nota de voz es: Para mí una razón fundamental de ir al Proyecto ESPERANZA es mi compromiso cristiano y de justicia social. Quiero cambiar en la medida que pueda la desigualdad existente en el mundo y aportar para el bien común. Soy especialmente sensible a la Trata de personas y poder trabajar apoyando a mujeres. Cuando voy al Proyecto ESPERANZA, salgo llena de energía porque ellas me transmiten a través de sus historias mucha superación y resiliencia. Me cargan las pilas. Siempre salgo reforzada para seguir luchando y para seguir viviendo.
A veces, son muy tristes sus historias y lógicamente empatizas con su sufrimiento, pero su actitud de coraje supera cualquier adversidad. Eso es lo que me llevo, aunque soy conscientes que hay daños que probablemente sean irreparables debido a las secuelas de por vida por el estrés postraumático, a pesar del trabajo de Iskra y Ángela, psicólogas del Proyecto. Me siento parte del equipo que aprovecho para trasladar mi enhorabuena al equipo porque es un trabajo muy bien hecho y de calidad.
Feedback positivo lleno de un agradecimiento inmenso
Las mujeres nos transmiten sobre la intervención de nuestra voluntaria que se sienten muy sorprendidas que una médica profesional que llega con toda la protección les regale la atención individualizada. Están muy contentas con ella, con su actitud, sensibilidad y gran respeto hacia ellas.
De forma telemática, apoya también a Iskra acompañando posibles consultas de mujeres que puedan estar enfermas o haber pasado por alguna enfermedad. Desde el principio de la crisis nuestra Directora le ha consultado muchas cuestiones básicas de prevención y atención en la fase de confinamiento por COVID-19. Cuestiones médicas para abordar no sólo las consultas médicas con las mujeres si no también pautas de trabajo al equipo educativo y resolución de dudas para una mejor reorganizar de los espacios, los equipos y los recursos.
Carmen Montejo está disponible a través del teléfono las 24 horas y su visión integral de las especialidades como médico de familia ha ayudado mucho con los tratamientos psiquiátricos de las mujeres, especialmente en la primera fase en situación de confinamiento donde era más difícil el acceso sanitario.