Revista Voces contra la Trata 2
La conquista de los Derechos
Una de las grandes conquistas del mundo contemporáneo es el reconocimiento de los derechos humanos como atributos inherentes a la persona. Los derechos humanos son universales, inalienables e indivisibles, y deben ser objeto de protección y garantía por los Estados. La trata de mujeres es una grave violación de derechos humanos. La prohibición de someter a cualquier persona a trato cruel, inhumano o degradante, la prohibición de la esclavitud, el derecho a la vida, a la dignidad y a la integridad de toda persona, así como el derecho a la libertad son algunos de los derechos vulnerados en los casos de trata.
En un contexto internacional de injusticia y de desigualdad entre países, los derechos de las mujeres que han sido objeto de trata son violados, en primer lugar, por los gobiernos de los países de origen, por su responsabilidad ante las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales que no favorecen el desarrollo de las personas y las colocan en situación de vulnerabilidad. En segundo lugar, sufren los graves delitos que los tratantes cometen contra ellas. Y por último, su situación se agrava con frecuencia por la respuesta incompetente e inapropiada de los gobiernos de los países de destino.
Lamentablemente, la mayor parte de las iniciativas y acciones para detener la trata de personas se centran exclusivamente en un enfoque de control de fronteras y represión de la inmigración irregular, en la lucha contra las redes criminales organizadas y en el debate sobre la abolición o legalización de la prostitución. No se ocupan de garantizar en la práctica los derechos humanos de las personas que han sufrido este delito.
Por ello, en este nuevo número de Voces contra la trata de mujeres, abordamos la necesidad de priorizar un enfoque de promoción de los derechos humanos, que evite la revictimización, y busque proteger y promover los derechos civiles, políticos, económicos y sociales de las mujeres, tanto en los países de origen como de destino.
Los derechos humanos son patrimonio universal, están escritos, pero hay que salir a conquistarlos. Debemos defenderlos y exigir responsabilidades a los Estados para que implementen los mecanismos que permitan ponerlos en práctica.
Es necesario identificar las vulneraciones de los derechos humanos que tienen lugar y responder a las mismas con proyectos bien concebidos, estructurados y gestionados, que aborden las necesidades reales de las mujeres, estando constantemente abiertos a la interpelación y el cuestionamiento, para mejorar nuestra actuación.